El reino de la dramaturgia sexual no es exclusivo de ellas, sino que también del sexo masculino. Conoce las razones del por qué los hombres también mienten sobre la sexualidad.
¡Oh my God! Hasta el día de hoy la creencia popular -o al menos es lo que nos han dicho- dice que las mujeres son las únicas que podían fingir un orgasmo. Apelando a su capacidad dramática e histriónica ellas nos han hecho creer por siglos que cruzan la meta cuando en realidad quedan a medio camino.
Bueno, al parecer el reino de la dramaturgia sexual no es exclusivo de ellas, sino que también de los hombres. ¿Cómo es posible aquello?, se cuestionarán algunos a la luz de las evidencias físicas notorias entre un orgasmo y otro.
En un estudio realizado por la Universidad de Kansas (EE.UU.), que contó con la colaboración de más de 200 estudiantes, el 25 por ciento de los entrevistados varones afirmó haber fingido el orgasmo alguna vez.
El estudio determinó que si bien hay hombres capaces de separar la eyaculación del clímax, muchos hombres hicieron sorprendentes “mea culpas” a la hora de culminar una relación sexual.
¿Por qué fingir?
Las razones esgrimidas por el universo en estudio pasaron por el tener sexo sin ganas, la fatiga sexual, cansancio mental y físico y, lo sorprendentemente más común, el trastorno llamado eyaculación tardía.
La justificación que entregaron la mayoría de los hombres a los investigadores de la Universidad de Kansas fue que dicha actuación pasaba porque muchos de ellos deseaban terminar la relación sexual sin herir los sentimientos de sus parejas, a quienes no revelaban en ningún momento que no habían llegado al punto cúlmine.
Además, dentro de las razones que se esgrimieron fue el temor a que sus parejas los dejen y otra es un tema de hombría, especialmente a la hora de compararse con sus pares.
De todos modos, algunos terapeutas sexuales califican el hecho de fingir un orgasmo, ya sea en hombres como en mujeres, como un problema fisiológico, psicológico o de pareja.
Por ello, lo más conveniente es una consulta a un especialista, porque es un problema que sí tiene solución. Especialmente cuando el placer de la pareja está en juego.
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